Como granaína que soy, tengo una
insana afición por comer habas. La forma tradicional de
prepararlas es con jamón y un huevo frito, pero cuando Esposo
llegó el otro día con tres kilos de habas ya peladas, o lo que
queda de tres kilos una vez sin vaina, no había jamón en casa. ¿Con
qué improvisar? Pues con una tarrina de sobrasada para untar y sin lactosa que tenía en la nevera. Mi breve
pero intensa experiencia deslactosada me hace tener mil ojos cuando
leo las etiquetas de los productos, y con los embutidos y
patés hay que tener especial cuidado. Antes de empezar con la
receta, pido disculpas a mis amistades mallorquinas, pues no tenía
una buena sobrasada de Baleares en casa para elaborar el plato, si
alguien me quiere mandar una de esas de porc negre...
Ingredientes para 4 personas (3 con
buen saque):
- 3 kilos de habas: puede parecer mucha cantidad, pero una vez peladas y luego cocinadas, se quedan en nada.
- 1 cebolleta.
- 2 dientes de ajo.
- 100 gramos de sobrasada (a mayor calidad, más rico sale).
- Vino blanco.
- Pimentón (yo puse del agridulce, que es mi favorito).
- Aceite de oliva virgen extra (AOVE).
- Sal.
- Huevo (guarnición).
La elaboración es muy sencilla.
Picamos la cebolleta y la ponemos a pochar con aceite de oliva
virgen extra en una olla. Salamos para ayudar a que se haga. Al par
de minutos, añadimos el ajo picado y dejamos que se dore.
Una vez cebolleta y ajo están prácticamente hechos, ponemos las
habitas peladas y las dejamos que rehoguen tres minutos
(aproximadamente, ya que depende de tu hornilla) a fuego medio.
Ahora llega el momento pimentón.
Hay que tener cuidado, porque si no lo cocinas sabe a crudo y si te
pasas y se quema, amarga y te cargas el plato. Lo que yo hago
es apartar la olla del fuego, le pongo pimentón al gusto (en
mi caso, una cuchara pequeña, pero colmada) y le doy un par de
vueltas para que se cocine con el calor residual. Pongo al fuego y de
inmediato, añado medio vaso de vino blanco (o el que uses
normalmente para cocinar). Subimos el fuego para que se evapore
el alcohol y una vez no quede rastro, añadimos un chorrete de agua,
para ayudar a la cocción.
Sabrás que las habas están hechas
porque cambian de color, a un verde más lechoso y porque la
pielecilla se les arruga un poco por el centro. Vamos a
rematar el plato, añadiendo la sobrasada al gusto. Yo no le
pongo mucha, ya que tiene un sabor intenso y una grasaza rotunda. En
un par de minutos como mucho, la sobrasada se derretirá y le dará
una bonita pátina rojiza a las habitas. Ya están hechas. Por
supuesto, para redondear tu creación, puedes acompañarla con un
huevo frito.
Dedico esta receta a mi querida
fauna palmesana. Os extraño a vosotros y a vuestra sobrasada,
cocarrois de pasta dulce, ensaimadas, tumbet, pa amb oli, frito
mallorquín y no sigo que me da hambre y morriña a partes
iguales. Ahora mismo, mataría por un pastel isleño de carne y
guisantes, con su guisantito coronándolo.
¡Feliz semana, mis deslactosadas y
deslactosados!
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