Masterchef 3: transición cromática marmolada

Arquitectura con flequillo y torre Eiffel / Foto: rtve

Qué risas viendo anoche Masterchef. Hasta el momento, el programa con más ritmo de esta edición, y que puedes ver aquí. Diseccionemos lo que pasó el miércoles en esta nueva crónica gastrocatódica.

La caja misteriosa contenía medio supermercado. La prueba consistió en elaborar tres macarons de distintos sabores: chocolate, fresa y limón. Para que se te aflojen las piernas, vamos. Para ilustrarles en el arte de tan #@!! delicado postre, invitaron al maestro Christian Escribà, que me encanta, siempre benevolente (y achuchable). También invitaron a la versión edulcorada de la torre Eiffel, hecha con macarons, flores de azúcar, pastelitos, un canto a la dieta saludable (ñam, ñam). Lo peor fue ver a la pobre Churra superada por la presión.

Con este reto aprendimos varias cosas, como que el macaron proviene de Italia, aunque se popularizó en Francia, y que los macarrones están buenos con tomate, tal y como nos instruyó Cristóbal.

Momentazos:

• Gonzalo y su ramalazo rancio-hipster: “El macaron está demodé”. Y luego hizo un macaron marmolado. Muy coherente.

• Marina, echando la masa a cucharadas “por no desperdiciar” tres mangas de plástico desechables. ¿De verdad?

• La transición cromático-lunar de Jorge, sacando su vena biomolecular.

• La estampica de Cristóbal.

• Miguel Ángel y su masa-plastilina.

• La historia traumática del primer bizcocho de Escribà, tan duro como el corazón de su padre al pisarlo. (Entran violines)

De izquierda a derecha, macaron modelable, marmolado, infantiles tristones y piedra  lunar / Foto: rtve 

Los mejores macarons fueron los del cada vez más adorable Mateo y los de Vicky, que repitió como capitana en la prueba por equipos.

Los macarons de Mateo, bien cukys / Foto: rtve

En este punto comienza la envidia malsana, ya que se fueron todos a Lisboa a ponerse púos de “pastéis de Belém”, de la mano de una señora llamada Dulce. Tras el relax, tocó cocinar para 35 españoles residentes en la capital portuguesa. El equipo azul, capitaneado por Mateo, eligió el bacalao “à brás” y el rojo bacalao “espiritual”. Ambos tuvieron que preparar los pastelitos de receta ultrasecreta que yo no podría ni probar por mi condición de deslactosada. Jo.

Momentazos:

• Miguel Ángel, dándolo todo en la prueba, y es que como él mismo dice, “cuando presto atención, me salen las cosas mejor”. Bravo.

• El equipo azul, atentando contra el pobre (y bronceado) alcalde de la ciudad, que acabó con la lengua “como si la hubiera *apontocao en la puerta de un horno”. Es decir, “se le puso la lengua berreando”. ¡Viva la riqueza lingüística granaína!
  

*Apontocao : Participio del verbo apontocar. Sostener algo o darle apoyo con otra cosa. Expresión que te delata como nacido en la provincia de Granada.

• Eva y Pepe probando la versión Michelín de los platos que tenían que elaborar los aspirantes y despertando mi hambre y la de miles de espectadores.

• La clase magistral del cocinero portugués Miguel Vieira, que ostenta una Estrella Michelín.

A pesar de calcinar al alcalde lisboeta, el equipo azul se hizo con la victoria. Aunque, y sin que sirviera de precedente (jeje), El Jurado hizo lo que quiso y preguntó a Vicky qué persona de su equipo merecía un delantal blanco. Milagrosa fue la elegida, que se libró de la prueba final.

Y en este punto me tengo que parar para hablar de “El Momentazo Mateo”. El Jurado le pidió un nombre para vestir el (delantal) negro y asumió la responsabilidad. Lo que más me gustó fue su razonamiento: como capitán, cargó con las consecuencias. Gonzalo tuvo un gesto a lo fiel escudero del que no sé muy bien qué pensar. Esposo opina que es por su condición de profesor de yoga.

Para salvarse de la eliminación, los concursantes tenían que escoger entre tres campanas que contenían sendas elaboraciones de Samantha, Pepe y Jordi. Votaron por la azul, que escondía un menú degustación de “Samanthapas”. A saber, una sopa de cebolla con hojaldre, tosta de arenque caramelizado (hambre), steak tartar, huevos benedictinos con salmón y risotto a la milanesa. Esposo me apunta que en esta edición, Samantha está hablando más de su trabajo, como en esta prueba, y eso nos gusta.

Momentazos:

• Vegana prueba carne. Jordi le espeta: “Le estás pillando el gusto a esto”. Vegana afirma que en esta etapa de su vida, no entra en sus principios morales, aunque hay sabores “que están buenos”.

• La valoración de Jordi a Vicky “siempreolvidos”: “Has tenido un puntito de cabrita loca corriendo por el monte salvajemente, que te ha sobrao”. Con dos apionabos.

• Emil I, el No Tan Malvado, ayudando a Churra. La pobre tuvo una pájara que ni la de Indurain en el Tour del 96.

• El desplazamiento del Eje del Mal. Marina y Gonzalo despotrican de los compañeros desde el balconcito de los salvados. Se cebaron con Lorena y su, a juicio de la palmesana, chonismo.

• El tartar de Lorena DJ.

¡Foh! / Foto: rtve

• El pobre Jorge, tan formalico, reprendido por Pepe de nuevo por un comportamiento Popotter, mientras sus “compañeros” jaleaban el castigo. Me cae bien y tampoco es que los demás dejen las cocinas como un quirófano.

El Jurado deliberó que los peores platos fueron los de Celia, siempre sufriendo y Churra. Finalmente, la abuela gallega tuvo que colgar el delantal. Su despedida fue una lección de elegancia, saber estar y simpatía. ¡Y qué tacones llevaba! Yo con eso no daría ni dos pasos. Un amor de señora.

Gracias a Churra los andaluces podemos decir churra sin reírnos (mucho) / Foto: rtve

¿Qué pensáis vosotros? ¿Me he dejado algún instante memorable que queráis compartir? ¡Dejad vuestros comentarios!