Fotografiar helados en agosto, bella manera de cultivar el autocontrol |
Una de las cosas chungas y dramáticas de mi condición de deslactosada es no poder comerme un helado. Vas por el centro de Graná a 40 grados, buscando una mísera sombra y comienzas a ver miles de heladerías que te rodean. Y lloras amargamente, maldices a lo Charlton Heston, puño en alto. Eso, o piensas en hacer tu propio helado.