lunes, 13 de octubre de 2014

Top Chef 5: monocromatismo agudo y pollo crudo

Resumen gráfico de la actitud de Honorato. Un mojón así de grande / Fotos originales: Atresmedia 
El quinto programa de Top Chef, que puedes ver aquí, nos trajo la esperada Guerra de Restaurantes, definida por Chicote como la “batalla con mayúsculas”. Además, Honorato descubrió lo que es el monocromatismo y ratificamos que QuimiKarlos es gafe. Os lo resumo todo, bien picadito, en esta nueva y deslactosada Crónica Gastrocatódica.

El grueso del programa lo copó la Guerra de Restaurantes. Los concursantes, divididos en dos equipos, debían dirigir sendos restaurantes. En esta edición, tenían que comprar los ingredientes del menú sin pasarse de un presupuesto de 750 euros. El Jurado decidió que los capitanes fueran Peña, por quejica y Honorato por lo contrario. Les dejaron elegir a los componentes de sus grupos para después intercambiárselos. El conde de la Tramuntana lo aceptó con estoicismo: “Hay que asumirlo. Hacemos un 'reset'”.

Baile de capitanes  / Fotos originales: Atresmedia 
  • El equipo naranja contaba en sus filas con Peña, David, Marta, Inés y Fran. Les tocó cocinar en el Club Allard, un restaurante de vanguardia.
  • El equipo gris, conformado por Honorato, Rebeca, Víctor y el tándem Niño Probeta – Marc Jong-Li, recaló en el Cenador de Salvador, con un estilo clásico.
Momentazos:
  • Peña, que eligió a Marc para su equipo. Sorprende, teniendo en cuenta lo que se ha quejado de él durante sus mandatos como Querido Líder.
  • Rebeca luchando contra el ninguneo de su equipo. Propuso elaborar unas carrilladas. Respuesta: bola del desierto. En Makro, intentaba seguir la lista de la compra a pies juntillas, mientras Marc Jong-Li (en su línea) escogía lo que le daba la gana.
  • David e Inés instaurando un nuevo deporte de riesgo: las carreras de carritos de la compra. Parecían salidos de una versión cuquimoni de la Cúpula del Trueno. David, tan intenso como siempre, describió la carrera como "apasionante". 
Yayo pastoreando concursantes  / Fotos originales: Atresmedia 
  • Descubrimos que los cocineros también son simples mortales en la cola del súper: se les olvidan cosas, se pasan de presupuesto y tienen que dejar productos...
Momentazos equipo naranja:
  • Chicote duda del corte, demasiado clásico, del menú naranja. Peña le asegura: “Si chirría, me cortaré las venas”. “No, te las corto yo antes”, responde Chicote.
  • David y toda su exquisitez, en lucha contra los elementos. La primera mesa debía ser para seis y estaba preparada para cinco comensales; una señora pide el ciervo muy hecho y se lo sirven coceando; la jefa de cocina del restaurante pide un salero y recibe uno llenito de azúcar. Llegó un momento en el que parecía una escena de El Guateque.
  • María Marte, chef del Club Allard y su amplio repertorio gestual para expresar disgusto. Sus sentencias tampoco se quedaban cortas: “Han enguarrado el plato, está el brote aquí el pobre, como nadando”. “El foie está nadando en algo”, reiteró otro comensal.
María Marte mira con cariño y dulzura el foie  / Fotos originales: Atresmedia 
  • El equipo gris, muy criticón en la mesa y muy diplomático en las valoraciones que hicieron a los rivales.
  • Los clientes, fosilizados, aguardando sus platos. La media de espera fue de 20 minutos. Inés oía grillos, “cricri, cricri”, aunque ella misma reconoció que el canto de los grillos no iba a sacarla del atolladero.
Momentazos equipo gris:
  • QuimiKarlos al corroborar el estilo (muy, muy clásico) de El Cenador de Salvador: “Va a ser duro. El clásico me echa para atrás”.
Niño Probeta, compungido / Fotos originales: Atresmedia  
  • Las distintas interpretaciones de la realidad de Marc y Carlos. Querido Líder opina que Honorato le ha enviado a sala por “su labia”. Mientras, el Niño Probeta cree que Honorato ha despachado a Marc para librarse de él en cocina.
  • Honorato, como pollo descabezado. Puso un barreño al fuego, no daba instrucciones y tenía la cocina hecha unos zorros. Rebeca estaba cada vez más enfadada: “Estamos en la mierda”, dijo ella. “Esto es Pesadilla en la Cocina”, apuntilló Carlos.
Chicote descubre el barreño puesto al fuego  / Fotos originales: Atresmedia 
  • Marc Jong-Li y su inteligente estrategia para ganar tiempo. Ofreció pan, agua y mantequilla a los clientes mientras se organizaban en cocina. “Pareces un misionero”, le espetó Chicote.
  • Marc Jong-Li ganando puntos. Preguntó a los comensales si alguno sufría alguna intolerancia o alergia alimentaria. Aunque lo hiciera por beneficio propio, fue un detalle.
  • El dueño del restaurante, Salvador Gallego, al leer el menú: “Me parece muy apetecible, muy sugerente. Pero claro, es que el papel lo soporta todo”. Sabias palabras de Salvador (por cierto, muy fans de su níveo bigote).
  • Marc hace esperar al equipo naranja. David explica que en sala hay que tener un “servilismo”. No, David, en sala hay que ser servicial, no servil. Nueva patada al diccionario.
  • El foie venoso, las verduras crudas... y Honorato como convidado de piedra. Chicote al ver la merluza exclamó: “Parece merluza al cagarro”. Nuestro conde de la Tramuntana replicó que estaba cocinando con muchísimo cariño. Chicote le tuvo que recordad que el cariño no se come. El equipo se venía abajo y Honorato, desde una realidad paralela, expresaba su satisfacción.
¿Se descojona Chicote por su ocurrencia de la "merluza al cagarro"?  / Fotos originales: Atresmedia 
  • El postre que se marcó Víctor. Los comensales repetían. Cuando un concursante se luce así, deberían eximirlo de la eliminatoria.

El Jurado decidió, obviamente, que el equipo naranja fuera el vencedor. El equipo gris se enfrentó a una prueba de eliminación que tuvo como invitado al chef Paco Pérez, que ostenta cinco estrellas Michelín. “Es el cocinero que está dominando todo el cotarro”, informó Marc Jong-Li. El objetivo: preparar un plato monocromo en 50 minutos. Paco Pérez les inspiró con una versión inmaculada de un ajoblanco que tenía una pinta estratosférica. Cada concursante recibió un color al azar para cocinar. El Jurado cataría los platos a ciegas.

Paco Pérez y su ajoblanco / Fotos originales: Atresmedia
Momentazos:
  • El simulacro de autoinmolación de Honorato. Como capitán se sentía responsable, aunque esto lo dijo con la boca chiquitica, chiquitica. Consultó “con la almohada” y se desdijo.
  • Víctor, extasiado ante la prueba: “Yo soy puro color”. Y le tocó el color más “feo”, el marrón.
  • Honorato, para el que el monocromatismo es un concepto de vanguardia en el que se pierde. A priori, contaba con uno de los colores más agradecidos: el rojo.
  • La obsesión por las algas de QuimiKarlos. Alguitas en almíbar, alguitas fritas. El Jurado le recriminó su falta de originalidad. No vale hacer siempre el mismo plato. Por si no se nota, el verde fue su color asignado.
  • Carlos prueba el plato de Honorato: “mucha grasa”, opina. Honorato no se fía y el Niño Probeta se agarra un mosqueo considerable.
  • El concepto “prepostre”,  que hemos conocido gracias a Marc Jong-Li, que jugaba con el color morado.
  • Rebeca y su minúsculo trocito de pollo, que se quedó crudo. Además, el plato debía ser totalmente amarillo pero llevaba leche de coco.
  • Chicote, que calificó el plato de Honorato como “la isla de Perdidos”, jajaja. Faltaba el oso polar.
Recreación honoratiana de la isla de Perdidos / Fotos originales: Atresmedia 
Los mejores fueron Marc y Víctor Puro Color. Los peores fueron Honorato y Rebeca. Todos los obsesos de los concursos culinarios sabemos que servir pollo crudo te lleva a la calle directamente, así que Rebeca tuvo que abandonar el programa y Honorato no se fue porque, según Chicote, las normas del programa no permiten largar a dos concursantes el mismo día. Me gustaba Rebeca, me parece una mujer muy trabajadora y con sentido común.

Rebeca, enemiga de la salud pública y su cómplice, el pollo crudo  / Fotos originales: Atresmedia
Para mi humilde parecer, a pesar de las promesas de batalla épica, este programa ha sido el que menos chicha ha tenido hasta ahora. ¿Qué pensáis vosotros? ¡Espero vuestros comentarios!

2 comentarios:

  1. A mi me dio una lástima enorme que echasen a Rebeca.... Además que creo que le hicieron tanta público por ser un programa es castillo de ella....

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    1. Me gustaba Rebeca, también me dio penita. Un beso, Ana y gracias por comentar :)

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