Como no las íbamos a consumir en el momento y aún rumio el fracaso de mi último escabeche fallido, decidí prepararlas en aceite. Me he basado en la receta publicada en Pan y aceite en mi cocina, a quien agradezco la inspiración. He añadido algunos cambios.
Por supuesto, y como todas las recetas
del blog, está libre de lactosa.
Ingredientes (para 4 personas o en el
caso de Villa Deslactosada, 3 con buen apetito):
- 3 caballas de unos 200 gramos cada una
- AOVE (aceite de oliva virgen extra), yo utilizo uno de cooperativa jiennense.
- Dientes de ajo al gusto (yo puse 6)
- Granos de pimientas variadas al gusto. Ya sabes, abre el molinillo mix de pimientas.
- Unas hojas de laurel. Reconozco que yo le pongo bastante, soy una fangirl del laurel.
- Peladura de limón o de naranja.
- Sal
- Paciencia
Elaboración:
En una olla grande, donde nuestras
caballas naden libres sin romperse, ponemos agua y la llevamos a
ebullición. Mientras aprovechamos para limpiar las caballas,
retirando la cabeza, tripas y espina central. También puedes pedirle
a tu pescadera/o que te las limpie, que es lo que hice yo el otro
día.
Cuando el agua rompa a hervir, añadimos
un poco de sal, un chorrito de aceite, una hoja de laurel partida y
un diente de ajo golpeado. Introducimos las caballas y cuécelas.
Dependiendo del tamaño de las caballas tardarán más o menos
tiempo. Sabrás que están hechas cuando su color cambie a blanco. No
te pases de cocción o se quedarán correosas. Mis caballas cocieron
durante tres minutos.
Sacamos con amor las caballas de la
olla y dejamos que se enfríen. Una vez frías, la piel sale fácilmente
tirando con cuidado. Ármate de paciencia y con unas pinzas, o con
las manos limpias, empieza a operar a tus caballas hasta extraer
todas las espinas. Intenta no destrozar los lomos. Mi técnica Jedi
consiste en masajear el lomo “a contra espina”, para hacerlas
más visibles. También ayuda partir los lomos a la mitad, de forma
longitudinal para sacar las espinas centrales.
Preparamos el recipiente donde vayamos
a guardar nuestra caballa. Ponemos una capa de aceite, los dientes de
ajo sin pelar, pero con un golpecito, peladura de cítrico (me
encanta con naranja) unas hojas de laurel y pimienta al gusto.
Colocamos los lomos de caballa encima y cubrimos con aceite. Antes de
comérselo, hay que dejar reposar, como mínimo 24 horas. Así que
paciencia, ¡y a disfrutar!
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